Pekín. El hallazgo de la momia de un monje budista en posición de meditación, muy bien preservada y que podría tener casi 200 años, ha revolucionado Ulan Bator y el centro forense que la acoge ya se ha convertido en un lugar de peregrinación.
Con las piernas cruzadas en la posición del loto y cubierta entre pieles de cordero, la momia fue descubierta la semana pasada en una parcela vallada de la capital de Mongolia. Su propietario la había robado y tenía intención de venderla en el mercado negro.
Se desconoce por el momento la identidad de la momia, aunque no han tardado en reclamar su parentesco supuestos descendientes y, según informó hoy la agencia mongol Montsame, se cree que el monje vivió en el siglo XIX.
La fecha de su muerte ya es otra historia, porque hay quienes dicen que aún no ha llegado.
Algunos expertos monjes budistas defienden que la momia en realidad no ha fallecido, sino que se encuentra en un estado de meditación profunda llamado «tukdam», una especie trance entre la vida y la muerte.
«Parecía que estuviera vivo», aseguró uno de los hombres que vio la momia en declaraciones al diario mongol «The UB Times».
El Centro Forense Nacional de Mongolia, donde se encuentran los restos, ha recibido en las últimas horas numerosas visitas de fieles budistas que acuden a rezar ante la posibilidad de que se trate de una figura divina. EFE
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Fotos: infobae.com
MH