Leer que Ryan Reynolds siente ansiedad puede dejar a más de uno perplejo. Es que su personaje más célebre, Deadpool, es todo lo contrario. Seguro de sí mismo, irreverente y poco correcto, la personalidad del antihéroe dista mucho de la del actor que la interpreta, que es, al fin y al cabo, una persona de carne y hueso como cualquiera de nosotros.
«Tengo ansiedad, siempre tuve ansiedad», expresó el actor que también interpretó a Green Lantern en una entrevista con The New York Times. «Tanto en el sentido más liviano de “Esto me pone ansioso” como en el lado más profundo y oscuro del espectro, que no tiene nada de divertido».
Una infancia agitada
En la misma entrevista, Reynolds se refiere a su infancia en Canadá y a la complicada relación que tenía con su padre, al que describe como «el proveedor de estrés del hogar». Para evitar irritarlo, Reynolds, el menor de cuatro hermanos, intentaba evitar todo lo que pudiera molestarle. Así, el actor se obsesionaba por que la casa estuviera limpia y el jardín, prolijo.
«Me convertí en un pequeño micrománager», confiesa. «Cuando estresas a tus hijos, ocurre una paradoja extraña, porque de golpe empiezan a encargarse de cosas de las que no deberían hacerse cargo».
Pero el vínculo con su padre tuvo luces y sombras. El actor manifiesta que su progenitor jugó un papel esencial en su decisión de dedicarse a la comedia porque le presentó la obra de varios comediantes, a la vez que él mismo era un gran imitador.
También admite que gracias a estas experiencias sacó cualidades que tal vez no hubiese adquirido en el caso de crecer en un hogar libre de conflictos: aprendió a ser observador, a escuchar con cuidado y encarar la tragedia por medio del humor.
La llegada a Hollywood y los psicofármacos
Luego de decidir que la actuación era lo suyo, Reynolds siguió el camino casi obligatorio de los actores norteamericanos: se mudó a Los Ángeles. Allí, logró un papel en la sitcom Two Guys, a Girl and a Pizza Place, un show con un éxito relativo.
Reynolds confiesa que esa primera época en Hollywood fue «una fase muy tumultuosa» de su vida. «Salía de fiesta solo para desaparecer de alguna manera». Se levantaba de noche paralizado por la ansiedad y el miedo al futuro. Para sobrellevar la situación, Reynolds optó por automedicarse, una alternativa nada recomendable que abandonó luego de que varios amigos sufrieran sobredosis.
Deadpool al rescate
La estrella de Hollywood reconoce que aún se pone nervioso antes de las entrevistas. Siente náuseas y llega a pensar que va a morir. Una técnica que encontró para mitigar esta situación es ir a las entrevistas como Deadpool. Cuando entra en escena, inmediatamente siente que su miedo se disipa porque, de alguna manera, la actuación le da la posibilidad de convertirse en otra persona: «Cuando se abre el telón, me pongo en modo bromista. Ese personaje se apropia de mí y desaparece cuando salgo del set».
«Es un gran mecanismo de defensa», manifiesta. «Lo que pienso es que, ya que vas a saltar al vacío, ¿por qué no volar?».
Sin dudas la historia de Reynolds es algo con lo que muchos pueden identificarse. La salud mental importa y debemos hablar de ella. Los estados ansiosos muchas veces se relacionan con situaciones no resueltas del pasado, como en este caso, por lo que se recomienda la terapia psicológica y, si es necesario, medicación para acompañar el proceso. (siempre recetada por un psiquiatra).
Vía VIX.
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