Semblanza de «Rosuco», el primer gobernante civil de la era democrática en Honduras

Radio América. Esta mañana del sábado murió a sus 91 años de edad el expresidente de Honduras (periodo 1982-1986), Roberto Suazo Córdova, en un hospital situado al sureste de la capital, Tegucigalpa.

En su trayectoria, Suazo Córdova, más conocido en el ámbito político como «Rosuco», marcó con muchas fechas importante la vida histórica del país. A continuación una semblanza…

Roberto Suazo Córdova, nació el 17 de marzo de 1927 en la comunidad de La Paz, centro del país, se convirtió en el primer presidente civil de la era democrática iniciada en 1982 en Honduras, después de casi 20 años de gobiernos de militares.

El médico de profesión, graduado en la Universidad de San Carlos de Guatemala, ganó las elecciones de noviembre de 1981 como candidato del derechista Partido Liberal (PL).

Primer Presidente democrático

Había presidido la asamblea nacional constituyente, surgida de elecciones celebradas en 1980 y que creó la Constitución actual vigente desde 1982. Los militares habían convocado a esos comicios por presiones de Estados Unidos para evolucionar a gobiernos elegidos en las urnas.

Asumió la presidencia el 27 de enero de 1982, en reemplazo del jefe de Estado golpista, general Policarpo Paz García, también fallecido.

Bajo su gobierno, Estados Unidos financió la conformación de un ejército irregular que llegó a tener hasta 16.000 guardias nacionales nicaragüenses que cruzaron hacia Honduras cuando el 19 de julio de 1979 fue derrocado el dictador de derecha Anastacio Somoza por los guerrilleros del izquierdista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

Los llamados contrarrevolucionarios o ‘contras’ se instalaron en la franja fronteriza de Honduras, desde donde incursionaban para tratar de derrocar al gobierno del FSLN.

En las administraciones de Paz García empezaron las desapariciones forzadas, que siguieron con las de Suazo y en toda la década de 1990.

Suazo se exoneró de responsabilidad en las desapariciones al asegurar que en esa época los militares eran el verdadero poder tras el trono y que el presidente solo era «figura decorativa».

Llegó al poder con la promesa de emprender «la revolución del trabajo y la honestidad» para combatir la pobreza que se ha mantenido desde entonces y que afecta a cerca del 70% de la población, de unos nueve millones de habitantes.

Su agenda cambió hacia la llamada Guerra de baja intensidad, emprendida por el gobierno estadounidense de Ronald Reagan para frenar el avance soviético en Centroamérica.

Uno de los legados de su administración es la base de Palmerola, 50 km al norte de Tegucigalpa, construida por Estados Unidos entre entre 1984 y 1985, donde permanece una fuerza de al menos 500 efectivos estadounidenses que se rotan por semanas.