No hay que imaginarlo, es real: una alfombra de arena blanca, rodeada de aguas cristalinas, de tonalidades que se acercan más al turquesa, conforme alcanzan profundidad. Y detrás, colinas tapizadas de una vegetación exuberante, de verde intenso, casi eléctrico, que de repente se ve salpicada por construcciones rústicas, pintadas de rosa, verde, azul y amarillo. Así es Roatán, la mayor de las Islas de la Bahía, en el Caribe hondureño.
En abril de 2015, el destino quedó en el tercer puesto de las mejores islas de todo el mundo, en un ranking publicado por TripAdvisor, sitio especializado en viajes y comparador de precios. El reconocimiento se debió no solo a su aspecto paradisíaco, sino a que Roatán es uno de los ecosistemas más completos y diversos que existen, con su selva tropical, sus manglares y su cercanía con el Sistema Arrecifal Mesoamericano, el segundo más extenso del mundo.
Bajo el azul turquesa
La inmensidad del arrecife y la claridad del agua la convierten en el destino ideal para quien busca aventura y, al mismo tiempo, estar en contacto con la naturaleza.
Esponjas y estrellas de mar, mantarrayas, tortugas y peces multicolores son algunas de las especies que se observan durante una excursión con el esnórquel puesto. Los precios por la experiencia van de los 50 a los 100 dólares.
Más intimidante se vuelve el buceo, sobre todo si uno se encuentra con un tiburón de arrecife, cuyo tamaño va de los dos a los tres metros de largo. Pueden practicarlo tanto profesionales como turistas. El precio por recibir un breve entrenamiento y una inmersión es de 100 dólares, aproximadamente; el paquete de 10 inmersiones ronda los 250 dólares. Ambas opciones incluyen la renta de equipo.
Y fuera de la playa, también vale la pena recorrer en bote los manglares que abundan en la isla. Observar las profundas y complejas ramificaciones enclavadas bajo el agua, cuya pureza y carencia de color permite identificar cangrejos y pequeños peces, además de aves escondidas entre esa maraña de ramas y raíces, proporciona una paz que revitaliza.
Existen varias rutas de tirolesas en plena selva y cerca de la playa. Algunos de los cables alcanzan los 262 metros de altura y atraviesan hasta tres kilómetros. Los precios rondanlos 60 dólares.
Fuente Buenas Noticias
Carlos Núñez