En el marco de un proyecto social en una residencia de ancianos en Seattle, EE.UU., decidieron instalar una guardería con niños preescolares. El resultado fue sorprendente: la vida de todos ha cambiado por completo.
El 43% de los ancianos estadounidenses sufre de aislamiento social, vinculado a la depresión y a la decadencia física y mental. Por eso, en el centro de adultos mayores conocido como Providence Mount St. Vincent, decidieron reunir a distintas generaciones para mejorar el ambiente y resultó perfecto.
Este centro sirve para que dos generaciones totalmente distintas vivan juntas, compartiendo amor, respeto y paciencia para hallar ese punto de equilibrio entre los que van sin prisa por la vida y los que tienen toda la vida por delante, informa ‘ABC News’.
En este centro residencial habilitaron el Centro de Aprendizaje Intergeneracional (ILC, por sus siglas en inglés), una instalación de cuidado infantil que permite a los pequeños interactuar en diversas actividades con las personas de la tercera edad.
El experimento demostró que los niños se hacen más receptivos hacia las personas con discapacidades, aprenden sobre el proceso de envejecimiento, reciben atención y amor de los residentes cariñosos y entienden que los adultos también.
Por otra parte, los ancianos estimulan su actividad física jugando con los niños, se ríen juntos y tienen oportunidades de transmitir distintos conocimientos, a la vez que la interacción influye positivamente en su autoestima.
El video documental titulado ‘Present Perfect’, cuenta «la historia de este hogar para niños y ancianos, y cómo han cambiado sus vidas», escribió Evan Briggs en YouTube para buscar financiación para su proyecto en Kikcstarter.
El título de su video hace referencia a que la felicidad es una oportunidad que se da una vez en la vida y esa oportunidad es ahora, en el presente.
GRamirez