Líder indígena responsabiliza al Estado,asesinato de la ambientalista, Berta Cáceres

Radio América. El miembro del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas (Copinh), Salvador Zúniga, condenó este jueves, el vil asesinato de la dirigente ambientalista Berta Cáceres, hecho ocurrido la madrugada de este jueves, en la ciudad de La Esperanza, Intibucá, región occidental de Honduras.

Zúniga indicó, que 5 días antes del asesinato, Cáceres había encabezado una marcha en contra de la represa en la comunidad de Agua Zarca; y que a partir de esa protesta, la asesinada recibió mas amenaza de las que tenía anteriormente. «Por eso nosotros exigimos el esclarecimiento y castigo hacia los responsables materiales y intelectuales, puesto que ese acto lamentable no puede quedar en la impunidad», sostuvo, el entrevistado.

En vista del «abominable» hecho perpetrado contra de la defensora del ambiente, el dirigente indígena expresó, que en nombre la familia, de grupos étnicos, feministas, ambientalistas y de todos los movimientos sociales del país, de América Latina y del mundo exigen justicia para que ese acto violento no quede si esclarecerse.

Agregó, «Cáceres no había renunciado a la seguridad y el Estado estaba en la obligación de garantizarle la vida, puesto que tenía medidas cautelares declaradas por la Organización de las Naciones Unidas y por tanto Honduras, es responsables de ese hecho terrible que se enluta a la familia hondureña».

Asimismo, señaló, que la muere de la líder indígena viene por la lucha que había librado por la defensa de los bienes comunes y naturales, al tiempo, que aseguró, que detrás de esa problemática hay grandes grupos fácticos que derraman sangre y que siguen creyendo en la violencia en el país.

Al consultarle de quiénes podría estar de asesinato, Zúniga dejó entrever que detrás de la construcción de represas existen empresas transnacionales que no se han tentado la mano para asesinar compatriotas y en ese sentido, muchos de sus compañeros están amenazados y otros encarcelados pertenecientes a las diferentes organizaciones nacionales defensoras de los recursos naturales hondureños.

Concluyó, «los actores materiales e intelectuales se equivocaron al pensar que habían matado con la lucha de los pueblos indígenas, y agregó, que la lucha no es solo con una persona, sino colectiva; porque existen miles de pobladores decididos a levantar el puño para que ese acto vergonzoso y cruel se esclarezca».
Carlos Núñez
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