-Después de haber intentado sin éxito asistir al partido de su equipo de fútbol egipcio favorito, Ossama Gamal sigue el encuentro a través de su teléfono móvil, rodeado de decenas de policías en el exterior de un estadio de El Cairo, cuyas gradas están vacías.
Hubo un momento en el que Egipto se enorgullecía de contar con equipos de fútbol entre los más importantes de África, pero para muchos hinchas la pasión por este deporte ha pasado a un segundo plano debido a la violencia y las tragedias mortales que se han dado en algunos partidos, que han obligado a las autoridades a adoptar drásticas medidas de seguridad.
El gobierno impuso un cierre total de las gradas de los partidos de fútbol cuando 74 aficionados murieron en Port Said en febrero de 2012 en enfrentamientos entre aficionados de dos clubes rivales.
«Incluso el fútbol, nuestro único placer en la vida, ya no nos lo da», lamenta Ossama, joven estudiante de 21 años y ferviente hincha del popular club Zamalek.
«El placer del fútbol se terminó cuando tuve que correr para salvar mi vida», recuerdo el abogado Mohamed Al Arabi, de 31 años y que escapó por poco a una avalancha que provocó 19 muertes en el exterior de un estadio de El Cairo el 8 de febrero, antes de un partido entre el Zamalek y el Enppi.
Testigos y organizaciones internacionales pro Derechos Humanos acusaron entonces a la policía de haber provocado la avalancha al lanzar gases lacrimógenos contra los espectadores, que se encontraron acorralados y bloqueados junto a una de las entradas del estadio.
El partido del 8 de febrero era uno de los primeros de la máxima categoría del fútbol egipcio que se abrían al público desde 2012. Las autoridades habían decidido levantar parcialmente el veto al público en las gradas, pero lo reestablecieron inmediatamente tras el nuevo drama.
Desde 2011, el deporte no ha sido ajeno a los disturbios políticos que sacuden el país de las pirámides.
Dos temporadas de la liga egipcia de primera división fueron canceladas. Una primera en 2012, después de las muertes de Port Said, y otra en 2013, después del derrocamiento militar del presidente islamista Mohamed Morsi, cuando policías y soldados reprimían con sangre las manifestaciones de sus partidarios.
– Movimientos ultras –
Los movimientos ultras, que surgieron en 2007 en Egipto, fueron prohibidos en mayo por la justicia. En 2011 habían formado parte de la primera línea de las protestas y estaban enfrentados a la policía.
Dieciséis personas, acusadas de pertenecer a los Ultra White Knights del Zamalek, fueron juzgadas además por la avalancha mortal del 8 de febrero. El fiscal les acusa principalmente de estar pagados por los islamistas Hermanos Musulmanes para provocar disturbios violentos.
Para terminar de hundir la afición al fútbol en Egipto, la selección nacional ha fracasado desde 2011 en tres ocasiones en su intento de clasificarse para la Copa de África de Naciones (CAN).
HRMH
AFP