Antes de ser músico y antes de erigirse como una de las figuras más importantes que jamás haya dado la historia de la música, Bob Marley se entregó al fútbol, soñó con el fútbol y falleció por el fútbol con una pasión que mantuvo hasta su muerte, el 11 de mayo de 1981 cuando tenía solo 36 años.
Ahora, más de tres décadas después, la selección de su país, Jamaica, llega como invitada a la Copa América para mostrarse al mundo.
Bob Nasty Marley nació prácticamente con un balón en los pies. Aprendió a dar patadas a una pelota mucho antes que a tocar una guitarra.
El fútbol, que le dio un gran placer en la vida, también fue el que acabó con ella. Pero lo disfrutó tanto que siempre estuvo orgulloso de promocionar un deporte del que vivió enamorado.
Cada mañana, estuviera donde estuviera, abandonaba su hotel, corría por la ciudad en la que iba a tocar esa noche y después organizaba un partido de fútbol para aplacar su inabarcable mono de dar patadas a un balón.
Decían que era un buen volante que podría reconvertirse en delantero centro. Los que jugaron con él en alguna de sus pachangas, también aseguraban que podría haber sido un buen futbolista. Tenía visión de juego y manejaba las dos piernas prácticamente por igual.
Y, por eso, Marley, que vivió y murió por el fútbol, siempre habló con pasión del deporte rey: «El fútbol es una habilidad en sí misma. Es todo un mundo, un universo por sí solo. Lo amo, porque debes tener la suficiente destreza para jugarlo. ¡Libertad! ¡El fútbol es libertad!». Con esa libertad soñó siempre hasta imaginar a Jamaica conseguir algo grande. Jamaica, como no, un 26 de junio, podría cumplir su sueño. EFE
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Carlos Núñez