Millones de inmigrantes clandestinos que viven en Estados Unidos tienen que irse del país, dijo este domingo el millonario estadounidense Donald Trump, desvelando su programa sobre la inmigración en el marco de su carrera a la investidura republicana para la Casa Blanca.
Hijo y nieto de inmigrantes, Donald Trump quiso aludir a las decisiones del presidente Barack Obama que demoran las expulsiones de clandestinos y poner fin al llamado derecho del suelo, un criterio jurídico para determinar la nacionalidad de una persona.
«Tienen que irse», declaró el magnate a la cadena estadounidense NBC, haciendo referencia a los inmigrantes clandestinos.
«Dejaremos a las familias juntas. Tienen que irse. Tenemos que establecer nuevas reglas (…) O tenemos un país o no tenemos un país», afirmó Trump.
El millonario no fue muy concreto en los detalles prácticos de estas afirmaciones, y no explicó exactamente a dónde serían enviados los inmigrantes que no tienen un lugar al que ir.
«Trabajaremos con ellos», declaró. «Todo irá tan bien», precisó.
«Dentro de cuatro años, me entrevistareis y diréis: ‘¡Qué trabajo tan magnifico ha hecho usted, presidente Trump!'», añadió el precandidato republicano.
«Amo este país y quiero hacer de él un gran país. No será grande si seguimos así, vamos hacia el tercer mundo. Lo somos probablemente ya», advirtió durante la entrevista con NBC.
Los comentarios del candidato en las elecciones primarias republicanas han sido considerados como discriminatorios y provocadores por varios observadores.
Desde el lanzamiento de su candidatura a mediados de junio, Trump ha optado por un estilo muy provocador, y lo primero que hizo fue describir a los mexicanos que entran ilegalmente a Estados Unidos como narcotraficantes, criminales y violadores.
«Cuando México envía a su gente, no envía a la mejor. Están trayendo drogas, crimen y a sus violadores», declaró.
El candidato sorprendió este domingo al proponer volver a revisar el denominado derecho del suelo, piedra angular del derecho de Estados Unidos, que garantiza la ciudadanía a los niños nacidos en suelo estadounidense, y que Trump considera «el mayor de los imanes para inmigrantes clandestinos».
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