Los diputados brasileños iniciaron este domingo una agitada sesión para decidir si la presidenta izquierdista Dilma Rousseff debe someterse a un juicio de destitución o si está habilitada para seguir gobernando un país que está políticamente desgarrado y en plena recesión.
«Esta abierta la sesión bajo la protección de Dios y en nombre del pueblo brasileño», dijo el presidente de la cámara, Eduardo Cunha, en un ambiente de extrema agitación, con diputados que gritaban «No al golpe» o «Impeachment ya» y se dieron empujones.
Durante las primeras dos horas hablarán el autor del informe que recomienda el impeachment de Rousseff por presunta manipulación de las cuentas públicas y los líderes de las bancadas.
Acto seguido, cada uno de los 513 diputados, en alternancia entre estados del sur y del norte, serán llamados a indicar su preferencia y tendrá 10 segundos para justificarla ante un micrófono. Se calcula que los resultados se conocerán a eso de las 21H00 locales (00h00 GMT).
Si 342 legisladores (dos tercios) votan por el impeachment, y el Senado ratifica en las próximas semanas esa decisión, Rousseff, de 68 años, será sometida a un juicio político que implica su separación transitoria del cargo.
La sustituiría su vicepresidente, Michel Temer, quien podría gobernar hasta el fin del mandato en 2018 si los propios senadores declaran a Rousseff culpable en un plazo de 180 días.
Rousseff niega los cargos que se le imputan y los atribuye a una conspiración liderada por Temer y por Cunha, sobre quien pesan acusaciones de corrupción.
«Se desató una batalla entre un gobierno incompetente, sustentado por un partido [el PT] que traicionó sus ideales, y una oposición hipócrita, liderada por un legislador acusado de delinquir, llamado Eduardo Cunha», dijo a la AFP Sylvio Costa, director de la publicación especializada Congresso em Foco.
La crisis política brasileña es observada con preocupación por el resto del mundo, a menos de cuatro meses de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Rio.AFP
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Carlos Núñez