-Estiben Josué Ramos, es un joven como todos que bien podría pasar desapercibido ante la vista de la población, de no ser porque para su mamá y hermanos se ha constituido como un soporte para la familia, pues desde muy pequeño se dedica a vender tortillas con el fin de aportar a su hogar.
Ramos es originario de Santa Ana El Chal, Petén y relató que desde los seis años empezó a vender tortillas en el lugar de donde creció, desde esa fecha decidieron emigrar a la capital en busca de un mejor desarrollo, ya que las ventas que reportaban en ese lugar eran bajas.
Según refirió su familia, siempre se ha dedicado al mismo negocio, y expresó que también sabe hacer tortillas, pues su mamá también le enseñó el oficio, que considera “una bendición”.
Pero el entrevistado, también llama la atención de sus clientes y compañeros de lugar, pues aunque no se desempeña en un ambiente de oficina; su atuendo es de traje formal, lo cual nos expresó siempre le ha gustado usar desde muy pequeño.
“A mí me gusta usar –traje- porque a mí me parece correcto, nadie me dijo que lo hiciera, me nació desde que vine aquí, de pequeño me llamó mucho la atención, así que desde los seis años yo empecé a usar traje”, afirmó Ramos al portal La Hora Departamental.
El entrevistado aseguró, que otro de los motivos para vestir siempre formal, es para que las personas se acerquen con confianza a comprar sus tortillas con limpieza e higiene, algo que siempre lo ha caracterizado y ha hecho que le compren su producto.
Ramos, se ubica siempre en las afueras de un restaurante de comida rápida que se encuentra en la 18 calle de la zona 1 Plaza del Amate, y mientras conversaba con La Hora, detuvo la conversación en varias ocasiones debido a que personas le solicitaban que les vendiera su producto, el cual siempre lleva en un canasto.
De acuerdo a lo que comentó, también vende en otros lugares, por lo que sale a repartir el producto que una tortillería les provee, Ramos relató que la cantidad que lleva entre semana es de cien tortillas, mientras que para los fines de semana lleva 150 tortillas, en un horario de nueve de la mañana a tres de la tarde, sin embargo en fin de semana el horario varía.
En ese sentido, detalló que en muchas ocasiones las personas no creen que venda tortillas, debido a su apariencia.
“La gente se queda admirada porque me miran así, bastante gente me conoce, cuando no me conocen me ven sorprendidos porque no es muy usual ver a alguien así, me han dicho que nunca les han vendido así tan presentables y elegantes”, afirmó.
Ramos asegura, que como siempre se ha dedicado a la venta de tortillas por decisión propia y porque así se lo enseñaron, inició sus estudios hasta los diez años “a los diez inicie a estudiar, ahora estoy en quinto primaria, yo acompañaba a mi mamá para ayudarla a vender, la he apoyado, he aprendido mucho ella, me ha enseñado bastantes cosas”.
Para el entrevistado, su progenitora ha tenido un papel importante en sus acciones, pues ella le ha enseñado ese oficio, una manera de ganarse la vida honradamente, y añadió que en repetidas ocasiones varias personas le han indicado “las tortillas son venta de mujeres”, “sin embargo, no me avergüenzo, si de pequeño lo hice, vendía con un canastito pequeño”.
A futuro el entrevistado espera obtener un empleo diferente, “la tortillería ya va para los 20 años de tenerla, yo le pido mucho a Dios que me bendiga, bastante gente me ha ofrecido trabajo, me han querido por mi actitud y no me da vergüenza”.
HRMH
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