Cristianos frustrados con las iglesias

No cabe duda que el cristianismo moderno en su estilo de presentación ha ganado mucha popularidad, porque ser cristiano en la actualidad es una moda, con la cual podemos encubrir muchas, pocas vergüenzas existentes. Las iglesias han ganado riqueza, porque con el cuento de la prosperidad y la bendición de Dios, muchos líderes se han enriquecido a costilla de los incautos creyentes, que, presionados por una doctrina de ambición, creen que cuanto más den, más recibirán, y han sido explotados y manipulados psicológicamente en lo económico.

El cristianismo moderno ha ganado muchos seguidores porque no se les ofrece las demandas de Jesús, sino las ofertas y bendiciones, porque hemos adaptado el mensaje bíblico al interés humano, camuflado con arte que produce falsas emociones, inducidas por efectos y movimientos especiales. Todo ello va acompañado de espectáculos, adaptando según los esquemas del mundo y de la psicología moderna, el gusto del cliente. ¿Cuál es la última novedad en el mundo? Traigámoslo al culto, y así atraeremos a la gente. La mayoría de los púlpitos están plagados de espectáculo y manipulación psicológica. Todo esto ha hecho que los cultos sean atractivos, pero la gente vive menos como verdaderos hijos de Dios, porque no se les enseña la sana doctrina. ¿Qué ha producido esta evolución negativa en la vida de la Iglesia? El dejar el principio de la santidad, rectitud, integridad y sencillez, para dar paso a la ostentación, el reconocimiento, el interés, la distorsión doctrinal y los títulos.

Nuestro mundo está plagado de escándalos, corrupción y alteración de valores, con enseñanzas y actitudes irracionales. Tal parece que todo nace de las entrañas del mismo Satanás. Nada de esto me extraña en cuanto a la condición moral del mundo en los últimos tiempos, como advierte la Biblia (2 Timoteo 3:2), pero me aflige, y me hace sentir frustrado ver la terrible condición espiritual en que vive el pueblo de Dios, pastoreados por lobos vestidos de ovejas. Me duele ver a miles de cristianos abandonar las congregaciones, debido a los malos testimonios, escándalos y mentiras que se enseñan en los púlpitos, los cuales están dominados por hombres impíos, con apariencia de piedad (2 Timoteo 3:5), pero que con sus hechos niegan la eficacia de la misma. Estamos frente a miles de falsos apóstoles y ministros, que son amadores de sí mismos y de los deleites del mundo (2 Timoteo 3:2), por causa de los cuales el camino de la verdad es blasfemado (2 Pedro 2:2).

Estos hechos llevan a que muchos incautos y sinceros creyentes, que tienen la capacidad de razonar, abandonen las iglesias, o al menos, algunos se quiten la máscara para demostrar que no son lo que decía ser. Lo triste es que estos hechos traen escarnio al evangelio. Hemos visto cómo cantantes del mundo, que decían haberse convertido a Cristo, como Yuri, el Puma y últimamente la cantante colombiana, Diana Mendiola, después de predicar o cantar en las iglesias, y componer canciones, actuando como siervos de Dios e impactando emocionalmente a muchas vidas, se alejan de la Iglesia, y denuncian los abusos de la religión, declarando que se vuelven al mundo.

Mientras la Iglesia Católica se encuentra desacreditada por los abusos sexuales de sus prelados, por pederastia, homosexualidad y toda clase de depravación sexual, las iglesias evangélicas, están siendo desprestigiadas por la avaricia de algunos pastores y apóstoles que mercadean con el evangelio, y ejercen un arbitrario abuso de autoridad, abusando de falsas profecías, llenos de adulterio y divorcios de sus líderes, y lo peor, es la manipulación bíblica para proclamar preceptos contrarios a los principios enseñados y vividos por el mismo Jesucristo, enseñando un evangelio de codicia con trasfondo satánico, revestido de algunos textos bíblicos fuera de contexto, para introducir la ambición y todos los esquemas del mundo y de los sistemas dominantes, olvidando las advertencias de Juan cuando ordenó: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él”. (Juan 2:15).

Si queremos restaurar la validez de la doctrina cristiana, tenemos que cuidar el testimonio, y vivir conforme a los postulados del divino Maestro, de lo contrario, seremos escarnio, y alimentaremos la apostasía de los últimos tiempos.

Por: Mario E. Fumero

El perfil de Donald Trump