Carta semanal: Los Nuevos Acuerdos Internacionales

En el año de 1944, casi al fin de la Segunda Guerra Mundial, se reunió la conferencia monetaria y financiera de las Naciones Unidas en el complejo hotelero de Breton Woods, para establecer las reglas y las relaciones comerciales y financieras entre los países más industrializados del mundo.

Breton Woods, trato de poner fin al proteccionismo del periodo 1914-1945, que se inicio en 1914, con el inicio de la Primera Guerra Mundial. Se consideraba que, para llegar a la paz, tenía que existir una política de libre cambio, donde se establecerían las relaciones comerciales con el exterior.

Fueron los norteamericanos los más favorecidos, sobre todo por ser una de las naciones menos afectada por la guerra, estando en posición de ganar con la liberalización del comercio mundial.

Lo que no ocurre ahora con el gobierno de Trump, que vuelve a tener como bandera el proteccionismo, que como consecuencia traerá más restricciones y los dejara en una situación tan precaria, que les costará levantarse económicamente. Una oportunidad pérdida, niega la verdad. Había que recitarle el poema de Manuel Acuña “Ante un Cadáver”.

La Carta del Atlántico, de la que Honduras fue parte, hace 74 años, fue el precursor de Breton Woods. Afirmando el derecho de todas las naciones a la libertad y a la igualdad del comercio mundial y al acceso de materias primas para potenciar el desarrollo industrial.

A la libertad de los mares, la autodeterminación de los pueblos, y a la creación de los que posteriormente seria en 1945, la Carta de San Francisco, contentiva de la Organización de las Naciones Unidas, sustituta de la fracasada Sociedad de Naciones, basada en los 14 Puntos presentados por el Presidente Woodrow Wilson, dichos puntos cobran relevancia hoy, por cuanto son ciertos y gozan de franqueza.

El punto 14, es quizás el más importante de todos, concebía las pretensiones del Presidente Wilson de crear una entidad que pudiera regular a los países para evitar que la guerra volviera a suceder.

Creándose un organismo regulador basado en la cooperación internacional y el arbitraje conjunto para la resolución de conflictos internacionales que además pudiera garantizar la seguridad colectiva.

Con las facultades de lograr la equidad entre los países, el respeto de las ideologías políticas, así como la reorganización de las Relaciones Internacionales.

De todo lo anterior se deriva el Tratado de Versalles, que imponía exacciones tremendas a los vencedores, lo que 20 años después daría lugar a una nueva guerra, y al traste con las pretensiones de Wilson.

La desaparición de las barreras económicas, reduciendo los aranceles para promover el libre comercio, lo que ahora conocemos como Globalización en contra del proteccionismo, situación que se agiganta hoy en día debido a la batalla que mantienen las dos potencias económicas del mundo Estados Unidos y China.

Debido a lo que cual se hace imperativamente necesario cambiar las reglas del comercio internacional en base a nuevos acuerdos que permitan como ya dijimos la paz y la democracia. Nuevos actores, hacen necesarios nuevos acuerdos.

La Ruta de la Seda, no es ajena ni debe ser a América Latina. Las relaciones carnales con los Estados Unidos de América, no es óbice para que los latinoamericanos y, especialmente los centroamericanos reconsideremos las relaciones diplomáticas con China.

Entre el proteccionismo, el multilateralismo, la reorganización de la Organización Mundial de Comercio (O.M.C.), las nuevas reglas de la competencia, de la solución de controversias, el desarrollo electrónico, la innovación, la competitividad de los países, la cuarta revolución industrial, nuevos términos del comercio y la economía que permitan cohesionar a las sociedades y a afianzar la democracia.

Hoy vemos como los populismos, unos de derecha otros de izquierda, los nacionalpopulismos, un fascismo escondido, en el proteccionismo, en contra de la globalización.

Unos gobiernos enemigos de los migrantes, protegiendo sus fronteras, afianzados sus gobernantes, como seres privilegiados, una nueva etapa de vida del hombre providencial, que maneja a los pueblos, justificando reelecciones, interpretando constituciones, rememorando los años 30 del siglo pasado. Un proteccionismo que dio lugar al fascismo y al nazismo y sus secuelas, la guerra y el holocausto.

Unas iglesias protestantes que pretenden repetir la misma historia de Bolsonaro en Brasil, queriendo reformar las leyes, y participar en política a través de sus fieles, cuando los estados son y deben de ser laicos, sometidos a ley.

En consecuencia, la globalización y la revolución tecnológica van de la mano.

[email protected] martes, a 11 de Diciembre de 2018.