Buenas noticias

Por: Edmundo Orellana
Catedrático universitario

-Lo son, definitivamente. La MACCIH anuncia que iniciará investigaciones de casos emblemáticos de corrupción, desde el gobierno de Zelaya. Comprenderá, entonces, el gobierno de facto, el que aún está pendiente de rendir cuentas de aproximadamente 20 mil millones de lempiras. Es mucho dinero y son muchas nuestras carencias para olvidarlo.

Serán cuatro los gobiernos investigados. Encontrarán, seguramente, mucho de qué ocuparse los señores de la MACCIH. A eso vinieron, ciertamente. A luchar contra la corrupción. Necesitan, pues, casos importantes para demostrar que pueden lograrlo. Y casos de este tipo los hay, y muchos.

Lo que no han hecho los órganos encargados de prevenir y reprimir la corrupción, lo hará la MACCIH. Lo que significa que en sus líneas de investigación, también estará la conducta de quienes debiendo actuar no lo hicieron. Aquellos titulares del Tribunal Superior de Cuentas, del MP y del Poder Judicial, que no cumplieron con su deber, así como aquellos que lo hicieron negligentemente, tendrán que estar en la mira de la MACCIH. Porque estos son tan culpables como los que abultaron sus bolsillos y los de sus familias con fondos públicos.

También lo estarán los empresarios que se coludieron con los funcionarios públicos para saquear el erario nacional. Los hay en cantidad. Los que han crecido medrando en las contrataciones públicas de suministro y de obra pública. Son tantos los proyectos y tan pocos los resultados físicos, que le será fácil a la MACCIH, descubrir en cuáles de estas contrataciones multimillonarias se sobrevaloraron los bienes o las obras. También le será fácil descubrir cuáles de estas transacciones han tenido la finalidad de contribuir con el crimen organizado en el lavado de dinero, como se ha señalado en los casos de los “Cachiros”. ¿Cuántos cárteles hicieron lo mismo?

Es un período de más de una década. No es mucho tiempo para investigadores curtidos en estos temas. Ni la complejidad de los casos de corrupción será tan intrincada como para que estos investigadores internacionales de la MACCIH, presentados con tanta fanfarria por el vocero de esta, no puedan encontrar el hilo conductor desde su raíz hasta sus últimas manifestaciones. Recordemos que el sistema de impunidad que históricamente los ha protegido, ha hecho de nuestros corruptos, criminales descuidados. Por todos lados van dejando huella. Seguir su rastro hasta identificar al o a los responsables, será pan comido para los señores de la MACCIH, cuya experiencia es garantía de triunfo en esta aventura hondureña.

Seguramente les será de gran utilidad los informes de las comisiones de intervención en las instituciones descentralizadas, del Ministerio de Salud y del MP, que obran en archivos olvidados de esas instituciones. Informes que revelan el atraco de que fueron objeto estas instituciones por criminales de cuello blanco, cuyos actos provocaron devastaciones similares, si no mayores, a los ocasionados por los narcos y las maras. La falta de medicinas, la situación del sistema de educación, la inseguridad ciudadana, la falta de recursos para invertirlos en carreteras, en la producción agrícola o en la preservación de los recursos naturales, es parte de esa devastación provocada por esos criminales.

Los responsables merecen iguales o peores castigos que los narcos y las maras. Estos, por definición, están para cometer crímenes. En cambio, los funcionarios públicos son nombrados para proteger los recursos de la sociedad, administrados por el Estado, procurando que sirvan para atender las necesidades de quienes contribuyen a ello, mediante sus impuestos. Estos se merecen mayor castigo que aquellos, porque son desleales con quienes votan por ellos o con respecto a quien juran cumplir y hacer cumplir las leyes.

Suerte señores de la MACCIH. Ojalá que en esas reuniones en las que el gobierno pretende reorientar las acciones de la MACCIH, allá en la sede de la OEA, no logren influenciar al señor Almagro. Igualmente, que el fiscal general, con el apoyo que, es patente, tiene del Congreso de los Estados Unidos, sea el mejor aliado en esta lucha, que, por otra parte, es su deber ineludible.

Nuevos y sabrosos manjares se agregarán a sus mesas. Buen provecho, señores de la MACCIH.